250 niñas y niños andaluces viajan por el mundo en una jornada de juegos interculturales

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La ilusión de 250 niños y niñas de colegios de Granada, Málaga y Córdoba estaba en juego. Al final la lluvia dio una tregua. Algo antes de las diez de la mañana del jueves 22 de marzo, los autocares empezaron a aglutinarse en la entrada del Parque de la Asomadilla.

Llegaban de los Mochos y el Luis de Góngora, de Almodóvar; el Elena Luque, de Santa Cruz; el Antonio Gala y el Noreña, de Córdoba; el Miguel de Cervantes, de Montemayor; el Gallego Burín, de Granada; y el María del Mar Romera, de la Cala del Moral.

CIC Batá, entidad organizadora de la actividad, enmarcada en el Encuentro Internacional de Educación y Comunicación por la Participación Infantil, Enlazando Culturas, y en la campaña Tenemos Un Plan, había tomado el Aula de la Naturaleza del parque, que pronto se convirtió en un caos de risas y camisetas moradas.

Las experiencias participantes en Enlazando Culturas ya esperaban impacientes guardando posiciones. La jornada se planteaba como un recorrido donde aprender y experimentar con las distintas metodologías lúdicas de países como Brasil, Uruguay, Nicaragua, Colombia, Mozambique, México, España y República Árabe Saharaui Democrática. Un redoble de tambores con ritmos brasileiros marcaba el paso al siguiente país y una pegatina era el sello en el pasaporte que los niños y las niñas llevaban colgando del cuello.

Hubo circo y acrobacias de manos de Alas Circo (Córdoba – España), un taller de máscaras e instrumentos realizados con materiales reciclados (Doskás – Brasil), tatuajes de henna (Unión Nacional de Mujeres Saharauis), cultivo de plantas (Movimiento Juvenil Agroecológico – Nicaragua) y murales sobre los medios de comunicación ideales (Ojo de Agua – México), pero sobre todo juego, mucho juego, a cargo de La Mancha (Uruguay), Trespiés (España) y El Jardín de Susanita Díaz (Colombia).

Las niñas y los niños también aprendieron la importancia del consumo local y el significado de los productos ecológicos, y sacaron en claro que eran “algo natural”, “muy saludable” y que “contamina menos”, sobre todo, después de comprobarlo con la degustación de un rico zumo de frutas de temporada en el puesto de ConZumo Responsable.

Hubo anécdotas entrañables como la de aquellos pequeños que narraban emocionados a sus compañeros y compañeras cómo nunca habían salido de sus ciudades y en un solo día habían visitado ocho países.

Tres incansables horas después cada colegio reunía a su alumnado y ponía rumbo de vuelta. Rostros coloreados por el sol, satisfechos y algo cansados, pero todavía con ganas de repetir el año que viene. 




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